NOTA DEL EDITOR: Las dos historias siguientes forman parte de una serie mensual de Baptist Press donde se explora y describe cómo los individuos, las iglesias, las asociaciones y las convenciones exhiben una pasión por Cristo y por Su Reino.
LYNCHBURG, Va. (BP)–La Iglesia Bautista Thomas Road está creciendo rápidamente. En los últimos 17 meses, cientos de personas se han convertido en cristianos y cientos más se han hecho miembros de la iglesia a través de una variedad de ministerios que traen a la iglesia a las personas de fuera, y envía miembros a sus comunidades.
Si usted le pregunta al pastor de la iglesia, Jonathan Falwell –sucesor e hijo del fallecido Jerry Falwell, fundador de la Iglesia Bautista Thomas Road- le dirá que lo que está pasando ha estado en proceso desde que su padre recién comenzó la iglesia hace 50 años.
La membresía de la iglesia ha aumentado desde que en el 2006 se mudaron a un predio de casi un millón de pies cuadrados que anteriormente fuera una fábrica de electrónicos. Pero desde mayo del 2006, cuando murió Jerry Falwell y Jonathan se convirtió en el pastor, los ministerios de la iglesia han producido casi 1,200 bautizos y 2,700 nuevos miembros. De septiembre a octubre, la iglesia bautizó a 200 personas. Cada semana más de 18,000 personas asisten a los ministerios de Thomas Road, cantidad equivalente a un tercio de los habitantes dentro de los límites de la ciudad de Lynchburg, Va.-cuya población es de 62,000.
El disparo en el crecimiento comenzó hace dos años cuando Ron Dempsey, pastor de discipulado de la I. B. Thomas Road, presentó un ministerio llamado “Grupos de Interés Comunitario” ante el entonces pastor Jerry Falwell y a Jonathan, el pastor ejecutivo de la iglesia.
“Le encantó la idea a papá,” dijo a Baptist Press Jonathan Falwell, quien tiene 42 años. “”Esto es la iglesia siendo la iglesia. Esto es alcance,”” dijo, citando las palabras de su padre. “La idea convenció totalmente a papá y la apoyó al cien por ciento.”
Los Grupos de Interés Comunitario, a los cuales Jonathan caracteriza como “muy innovadores según muchos tradicionalistas,” ahora atraen a cientos de personas a la iglesia cada miércoles por la noche, casi la mitad son miembros de otras iglesias y casi un quinto no son miembros de ninguna iglesia.
Los grupos se reúnen por semestres de ocho semanas cubriendo una amplia variedad de temas, desde montar a caballo hasta remodelación del hogar. Actualmente se ofrecen casi 70 clases, incluyendo una de apoyo para personas con Alzheimer, artes marciales, decoración de pasteles, dibujo, pesca, reducción de deudas, restauración de automóviles clásicos, cacería, bajar de peso, negocios en casa, diseño de interiores, motociclismo, escalar y acampar y preparación para el examen GED. Las clases son enseñadas por personas calificadas y no tienen costo para el público. Tampoco existe la expectativa de que los participantes deben escuchar un sermón o asistir a la iglesia en otra ocasión.
“A quien mucho se le da, mucho se le pide,” dijo Dempsey a Baptist Press. “Tenemos a mucha gente que puede dar algo a la comunidad usando sus talentos, dones y habilidades. La idea es lograr que la gente entre al edificio y utilizar como puente los intereses que tenemos en común” para compartirles en Evangelio. “Cuando Dios te da este tipo de creatividad, necesitas usarla para alcanzar a otros.”
Mientras que los Grupos de Interés Comunitario atrajeron a los fuereños a la iglesia, la idea ha sido revisada desde entonces para incluir el enviar a miembros de la iglesia de vuelta a la comunidad para hacer proyectos de servicio que han incluido la distribución de alimentos, reparación y jardinería en escuelas y casas.
“Mi lema es: ‘Satisface una necesidad, enternece un corazón, haz un discípulo,'” dijo Tim Grandstaff, pastor de misiones en la Thomas Road, y quien dirige lo que se ha convertido en el ministerio ‘de adentro hacia afuera’ de la iglesia. La idea germinó cuando Jonathan Falwell predicó un sermón en el 2007, señalando, “Tenemos el sueño de tener 5,000 miembros de entre ustedes involucrados en las necesidades de nuestra comunidad, alimentando al hambriento, proveyendo rerfugio al desamparado, satisfaciendo las necesidades del menos afortunado, y dejando que el mundo vea a Cristo dentro de nosotros.”
Más de 1,250 personas trabajaron en el Fin de Semana de Compasión en la iglesia, del 18 al 20 de abril, sirviendo como jardineros, limpiando casas, construyendo, cocinando y hasta despachando gasolina. Algunos se unieron a organización locales de caridad mientra que otros fueron a hogares para ancianos, hospitales y casas de individuos para ministrarles.
“Nosotros no decidimos por nosotros mismo lo que debíamos hacer,” dijo Grandstaff, señalando que los líderes de la iglesia se reunieron con el alcalde de la ciudad de Lynchburg, y los miembros del concejo para hablar sobre las necesidades de la comunidad y cómo podría ayudar la iglesia.
Entre los proyectos que los miembros de la iglesia completaron están una recolección de alimentos por siete semanas; reparación de casas; renovación de áreas de juego; venta de gasolina a precio rebajado; dar café y tazas a los choferes de los autobuses escolares y dar donas y notas de agradecimiento a los maestros y administradores escolares; y hacer y distribuir paquetes de artículos de primera necesidad para estudiantes universitarios locales.
Otras organizaciones pueden proveer alimentos y ropa a los necesitados, dio Grandstaff. “Pero lo que nos hace diferentes es que lo hacemos en el poder de Dios. Nos estamos ganando el derecho a que nos escuchen,” comentó.
“Para muchos creyentes, los programas de evangelismo personal representan un gran temor,” añadió Grandstaff. “Pero nosotros vamos a servir a las personas, tocar sus vidas, destruir muros para que Dios pueda usarnos para compartir el Evangelio. Esta idea es el mayor eslabón perdido en el cuerpo de Cristo.”
Lo que comenzó como un fin de semana de compasión comunitaria se ha convertido en un ministerio continuo, y eso es lo que querían lograr los líderes en la iglesia.
Por ejemplo, un estudio bíblico de mujeres adoptó como su propio ministerio a un refugio local para mujeres víctimas de violencia y les provee para las muchas de las necesidades materiales y espirituales de esas mujeres.
Otra clase decidió comprar 200 boletos para ver la película “Fireproof” y dárselos a los bomberos locales para que llevaran a sus esposas al cine. Los miembros de la clase visitaron cada estación de bomberos, cada turno, y entregaron los boletos junto con café, cartas personales de agradecimiento y oraciones impresas.
Otro miembro de la iglesia que participaba en un equipo de ministerio que ayudaba con jardinería y remodelación de una casa hogar para niñas decidió unirse al comité ejecutivo de esa casa hogar para poder familiarizarse más con las necesidades de ese edificio y involucrarse mejor.
“Así es como sé que realmente estamos adentro,” dijo Grandstaff, “cuando la gente queda convencida y toma posesión del ministerio y no están esperando que yo les dé oportunidades para hacer ministerio.”
Grandstaff tiene una carpeta llena de cartas del alcalde, de otros oficiales de la ciudad, organizaciones de caridad locales e individuos que agradecen a la iglesia sus esfuerzos ministeriales.
“La gente tiene que darse cuenta de que realmente nos preocupamos por ellos y que no sólo tratamos de marcar nuestras Biblias con convertidos o lograr que la gente entre a la iglesia,” dijo David Wheeler, un profesor de evangelismo en Liberty Seminary y quien dirige un equipo involucrado en el Proyecto De Adentro Hacia Fuera. “Este es un moviendo que se trata de que nosotros vamos a la comunidad y somos la iglesia ahí afuera con ellos para que la iglesia sea más un organismo que sólo una organización.”
“Puedes orar todo lo que quieras por tener una pasión por las almas,” señaló Grandstaff. “Pero nunca la tendrás hasta que vayas y hagas ministerio en el nombre de Dios. Nunca hubiera aprendido eso si no hubiera ido y tenido la experiencia yo mismo.”
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Norm Miller es un escritor independiente que radica en Richmond, Va.