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Se les ofrece una ‘salida’ a las prostitutas de Ecuador


GUAYAQUIL, Ecuador (BP)–Las aventuras baratas son fáciles y el costo es mínimo en una pobre ciudad como Guayaquil. Las mujeres en las esquinas de las calles de la ciudad más grande de Ecuador son consideradas por los residentes y visitantes como una mercancía de sólo $5.

Sin embargo, Bárbara Rivers, una misionera con la Junta de Misiones Internacionales, tiene otra opinión. Rivers, oriunda de Houston, y un grupo de mujeres ecuatorianas también caminan por las calles, mezclándose con las mujeres que ahí trabajan. Pero en vez de usar minifaldas, blusas cortas y zapatos de tacón, estas mujeres se visten con ropa deportiva multicolor con un mensaje de esperanza grabado en sus corazones: Jesucristo: señal de salida

LA VIDA DE MARÍA HA CAMBIADO

El padre de María era un alcohólico abusivo, así que ella dejó su hogar con la intención de vivir con su abuela en otra ciudad. Un amigo de la familia acordó ayudarla – a cambio de cierto precio. Cuando ella llegó a la ciudad era una inocente niña de 12 años. Su abuela la metió a la cárcel cuando se dio cuenta de que bebía alcohol, fumaba marihuana y usaba drogas.

María terminó en un burdel y fue forzada a entregar todo lo que ganaba como prostituta. Ella escapó de esta situación pero se enredó con el hombre que le dio sus primeros dos hijos. Viviendo en las calles, tuvo otros dos hijos con otro hombre.

Entonces alguien la invitó a la iglesia. Sin estar interesada al inicio, siguió en su vieja vida. Pero unas creyentes le contaron acerca del amor de Dios y su perdón a través de Jesucristo, así que decidió darle una oportunidad a la iglesia. Cuando el pastor la invitó a orar una oración de fe, le entregó su vida a Cristo.

“Jesús llenó el vacío de mi corazón y cambió mi vida por completo,” dijo María. “Mi antigua vida está en el pasado.” Ahora, está casada y trabaja en un mercado de vegetales.

“Puedo hablar con otras mujeres que viven en situaciones similares a la mía y contarles que Dios quiere darles una nueva vida,” dijo María. “Yo creo que Dios me está usando para llevar Su Palabra a otros.”

ESPERANZA EN LAS CALLES

María y otras mujeres como ella están viviendo historias de redención que llevan esperanza a las calles cuando ministran al lado de Bárbara Rivers y Norma de Campos, la esposa del pastor ecuatoriano quien comenzó la obra en 1998. Las mujeres se presentan a sí mismas, comparten el evangelio y les cuentan a las prostitutas acerca del amor de Dios.

“Para la mayoría de ellas, nadie les ha dicho que las ama o que Dios las ama,” dijo Rivers.

Cuando una prostituta se arrepiente, quizás todavía viva en la misma casa y en el mismo barrio con muchas de las mismas personas.

Para ayudar a las nuevas creyentes, Rivers, de Campos y su equipo tienen eventos para las familias de estas mujeres y ofrecen retiros para enseñarles acerca de su redención. Además, unas 30 mujeres asisten a los dos estudios bíblicos que se ofrecen semanalmente.

Aunque se entregan a Cristo, algunas regresan a las calles, luchando por dejar sus vidas de esclavitud y entender por completo quiénes son realmente en Cristo.

En algunos casos, dijo Rivers, “No pueden ver que la prostitución es mala. Es parte de la mentira de Satanás.”

Rivers ha aprendido a depender del cuidado de Dios por esas mujeres, señalando, “Lo mejor es que sean convencidas por el mismo Espíritu Santo a que hagan lo que nosotros les decimos que hagan.”
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Dea Davidson cubrió esta historia como una corresponsal de la Junta de Misiones Internacionales en el extranjero.

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